Al descubrirse que la composición de la Luna era la misma que la de la superficie terrestre se supuso que su origen tenía que venir de la propia Tierra. La mejor explicación de la formación de la Luna es que ésta se originó a partir de los pedazos que quedaron tras una cataclísmica colisión con un protoplaneta del tamaño de Marte en los albores del sistema solar (hipótesis del gran impacto). La enorme energía suministrada por el choque fundió la corteza terrestre al completo y arrojó gran cantidad de restos incandescentes al espacio. Con el tiempo, se formó un anillo de roca alrededor de nuestro planeta hasta que, por acreción, se formó la Luna.
Cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia la Luna en 1610 pudo distinguir dos regiones superficiales distintas. A las regiones oscuras las denominó «mares», el resto de la superficie lunar es más brillante, y representa regiones más elevadas con una alta densidad de cráteres.
Entre las rocas que se hallan en nuestro satélite esta la Anortosita y se trata de una roca ígnea (magma solidificado) poco común en nuestro planeta, aunque abundante en la superficie de la Luna. De color blanquecino o grisáceo, está formada principalmente por un feldespato rico en calcio llamado plagioclasa, localizada en la superficie de nuestro satélite y estimándose una edad aproximada de entre 4.400 - 4.500 millones de años.
Los "mares" están compuesto por basaltos obscuros y las rocas altas que forman montañas son Anorthosita (Silicato de Aluminio),enfríandose más lentamente que en el caso de los basaltos.
Es una roca fría que absorbe poco calor y refleja mucha luz, el hecho de que la veamos a simple vista tan clara y brillante, se debe sólo al contraste de su brillo con el fondo oscuro del cielo que la rodea, en la tierra se usa para asfaltar carreteras y en el futuro para extraer aluminio.
"Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas." José Ortega y Gasset
